sábado, 12 de octubre de 2013



Esta historia viene de una promesa que jamás podré romper… Ocurrió la noche de Halloween del año pasado. Volvía a casa con mis padres y, al pararnos en un semáforo, vi una niña rubia de piel muy blanca esperando para cruzar. Y aunque era pequeña, nadie la llevaba cogida de la mano. Cuando iba a apartar la vista… ¡sus ojos azules se clavaron en mí! ¡Eran tan intensos que daban miedo! Antes de subir a casa, vi algo en una ventana de la casa de enfrente. Alguien miraba escondido entre las cortinas… ¡Me quise morir de miedo al ver que era la misma niña de ojos azules de antes! ¡Volvía a mirarme a mí! Esa noche me fui a dormir con su mirada grabada en la mente. Al llegar las 12 me desperté, una mano suave y fría me acariciaba la cara… ¡Era la niña! Paralizada, no pude decir nada… Ella susurró: «Venía a por ti, pero he visto tu alma… Si prometes recordarme cada noche de Halloween, no volveré a buscarte». Le dije que sí y al día siguiente pensé que todo había sido un sueño, hasta que vi la tele. Muy cerca de mi casa, una anciana había muerto y, al lado de su cuerpo, encontraron la foto de una niña… Era rubia y de ojos azules. Yo la había conocido esa misma noche…

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