Mi abuelo era el único chico de 5 hermanas a las que le
encantaba molestar. Un día, su broma le costó cara. Marta, la pequeña, tenía
una muñeca de porcelana a la que adoraba. Una noche, mi abuelo se la quitó y la
guardó bajo su cama pero, al meterla allí, a la muñeca se le perdió una pequeña
medallita que llevaba. Al otro día, ¡Marta había desaparecido! Él pensó que se
habría escapado a buscar la muñeca al río, pero fue allí y no la encontró.
Volvió a su cuarto lleno de culpa ¡y casi se muere del susto! La muñeca estaba
sobre la cama con una nota: «Devuélveme mi medalla y yo te devolveré a tu
hermana». ¡Acabó buscando la medalla como loco! La encontró bajo la cama y se
la puso a la muñeca. Entonces llamaron a la puerta, habían encontrado a Marta
en el río. Había estado a punto de ahogarse. Mi abuelo le devolvió su muñeca y
prometió que jamás se la quitaría. Pero cada mañana, al despertarse, la muñeca
aparecía a un lado de su cama… Así jamás olvidaría lo ocurrido. Yo jamás
hubiera oído la historia si aquel día no se me hubiera ocurrido tocarla. Mi
abuelo me avisó, pero era tarde. Por cierto, la muñeca está ahí, detrás
vuestro. Espero que a nadie se le ocurra tocarla…
sábado, 12 de octubre de 2013
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